Contador de Lecturas

DIA 21:

Al llegar a la comunidad y contar lo sucedido tuvimos una reunión sobre lo que había pasado aquel día, como íbamos a actuar y como solucionar el posible problema que se nos venía encima.

Todos estábamos bastante nerviosos, había gente llorando, otros gritaban más que hablaban. Después de un par de horas tensas y angustiosas conseguimos ponernos de acuerdo. En la mañana de los días venideros formaríamos dos grupos, saldríamos a la carretera al amanecer y buscaríamos todo el armamento y comida posible. No sabíamos si vendrían o no, pero teníamos que estar preparados para cualquier imprevisto. 
Por las tardes preparábamos trampas en los alrededores de la finca, cortábamos el paso en las carreteras atravesando coches, solo parábamos cuando la noche llegaba. 

Las noches eran mas tranquilas, encendía la chimenea mientras Andrea preparaba algo para cenar. Nos pasábamos las horas hablando, cada vez estábamos mas unidos y me sentía mas atraído por ella.
Una de las noches Andrea sacó una botella y me la puso delante mía.

- ¿Me la abres, por favor? - 
- ¡Vino! - Exclamé - Pero, ¿de donde la has sacado?
- La encontré en una de las casas que registramos hace ya varios días - Contestó Andrea.
- La estaba reservando para algún día especial, pero viendo lo  que ha ocurrido puede ser que ese día nunca llegue.
- No seas tonta, puede que no pase nada. No sabemos si ese pirado tenía más gente con él - Repliqué.
- Pero, ¿y si la tiene, que pasará? Tengo mucho miedo, no quiero morir, no estoy preparada.
- No te preocupes, no dejaré que te pase nada malo. 
- ¿Cómo estas tan seguro? No tienes ni idea, si estuvo a punto de matar a Alberto y Nacho, quien te dice a ti que no viene aquí a vengarse - Contestó Andrea con la voz temblorosa.
- Tienes razón, no tengo la mas mínima idea, pero por eso mismo estamos preparando todo esto. Les va a costar mucho llegar hasta nosotros, y si llegan te protegeré con mi vida, lo juro.

En ese momento Andrea se echó a mis brazos llorando, nunca la había visto así, siempre había sido tan fuerte, o eso parecía. El tiempo que había pasado en la carretera había conseguido endurecerla, pero estos días en la comunidad la estaban volviendo a ablandar.

- No quiero perderte Alex, te quiero demasiado para perderte.

Esas eran las palabras que tanto había deseado oír estos últimos días, se acercó hacía mi y comenzó a besarme.

Imagina despertar al lado de la persona a la que quieres, salir de la casa y ver amanecer. Al montarme en el coche para hacer la ruta lo veía todo con un color diferente. Este nuevo mundo me parecía ahora mucho más sencillo, el paisaje me resultaba más bello. Ansiaba acabar la ruta para volver a casa y poder estar otra vez con ella.

Volvía a tener algo por lo que ser feliz, por lo que luchar y ahora nadie podría quitarmelo.